jueves, 22 de febrero de 2007

La oportunidad

Despertó con más ímpetu que otros y el día comenzó de igual modo. Se aseó, calentó el agua en la vieja pava, tomó el mate del día anterior, abrió la puerta de la cocina (esa puerta desvencijada que nunca nadie arregla ni cambia) y dejó caer sin otro ademán que el giro de su muñeca la gastada yerba sobre la huerta; luego entró dejando la puerta abierta, ya se filtraban tímidos los rayos del sol entre las copas de los árboles.
Se notaba un aplastante silencio, se escuchaba casi como un zumbido…
Es así como de una manera ritual comenzaban sus días, pero este era distinto, no podía recordar cuanto hacia que no vivía tal ausencia, el bullicio de la pava le trajo nuevamente a la rutina, buscar la yerba, pasar el agua al termo y sentarse lentamente bajo la ventana como dándole la espalda al futuro.
Cebar, sorber y tragar era su primer tabla, la cotidiana…
Recordó en su extraña soledad algunos nombres, visualizó sus rostros y revivió situaciones que había guardado durante años. Sintió bronca, esa furia que se dispara de repente, como la chispa de un fósforo y que termina consumiéndolo todo.
Unos días antes algo había sucedido, era al caer la tarde cuando recibió el llamado…
- Hola soy yo. ¿Cómo estas?...
Esa voz, ajena y lejana pero siempre reconocible, que volvía cada tanto como la marea. Siempre había sido así y ninguno podía o quería comprender en profundidad el porque…
Simplemente sucedía cíclicamente a pesar de las distancias, los compromisos y el tiempo que inexorablemente pasaba sobre ambos.
Contestó con esa voz que va de la sorpresa al desconcierto…
- Bien. ¿Y vos?
- ¡Quiero verte!
Sintió una puñalada en el pecho y casi sin pensarlo respondió desafiante
- ¡Cuando gustes!
- Bueno, esta semana te escribo y calculo que para finales nos estamos viendo.
- ¡Eso espero!
Desde ese día no lograba dejar de pensar en el encuentro. Al levantarse, al acostarse y en cualquier momento de soledad, le invadía un torbellino de ansiedad, temor, intriga y la profunda convicción de saber que este sería el paso que cambiaría su vida.
El correo comenzó a llegar a diario y hasta dos veces por día, era un bombardeo constante de ganas que abolían toda posible negativa. Pero en este caso, como en muchos otros, era el destino quien frustraba el inminente encuentro…
Hacia mucho tiempo que su frase de cabecera era “no es tan importante dejalo fluir y decantará por su peso”, esa era la tabla que resguardaba su esencia, la que apaciguaba los bravos embates de los desvalores. Y ahora de repente las dulces frases se transformaron en nuevas tablas y la fogosa ternura del juego se convirtió en la suave brisa que las empuja hasta la orilla. Era una historia deliciosamente montada, un nuevo reto, una esperanza, una aventura, un secreto compartido, un juego peligrosamente orquestado que duró meses. Fueron tiempos violentos donde las emociones se reorganizaron, se pasaba de la calma al ansia, del deseo al aburrimiento y de la provocación a la respuesta.
Tras tanta demora nuevamente la voz, esa que levanta puñales, comenzó a tejer la dulce ilusión demorada. Era ya un alud de deseos que incrementaba su furia en cada carta y con cada llamado.
Su casa siempre había estado colmada de charlas y ruidos pero desde aquel primer llamado, paulatinamente, se habían ahogado dejando sólo ese zumbido, constante, rítmico y absorbente.
Impetuosamente escribió un martes: “Si o si, el encuentro será el jueves próximo y que luego explote, si quiere, el universo entero.” La respuesta no se hizo esperar y el miércoles recibió el llamado:
- ¡Hola! ¿Podés hablar?
- Si… (Contestó entre susurros)
- ¿Seguro?
- Si, es que me sorprendiste.
- Nos vemos mañana, esto ya no se puede dilatar más. ¿Te parece?
- Si, decime ¿Dónde?
Amaneció nítido y diáfano con un azul turquesa que casi dolía al mirar el cielo. Era el día y sentía un alivio impertinente que rozaba con la culpa, sabia que no debía, que ardería por ello eternamente en su hoguera, pero lo deseaba, era magnética la fuerza que arrastraba al encuentro y se dejo llevar…
Calculó cada paso, midió en exceso la métrica de sus palabras y se aventuró.
Tomo el colectivo, fue el viaje más largo y contradictorio de su vida.
- ¡Acá termino! … (La voz del chofer le hizo darse cuenta que no existía escapatoria).
Bajo y con paso firme camino hasta el bar, ahí estaba, en la mesa del fondo, tembló como una hoja…
- ¡Hola!
- Hola, ¿Cómo estas?
- Bien ¿Vos?
- Bien…
- ¿Tomas algo?
- Si, un café…
Y luego el dialogo se colmo de halagos, de preguntas sin respuestas, de supuestos, de recuerdos, de invitaciones…
Las palabras y las miradas los envolvían en un capullo, en una crisálida en cuyo interior todo comenzaba a transformarse… y a la oportunidad le sucedió el encuentro… uno de esos que liberan, que permiten y que transforman la vida para siempre…




"Historias" Libro blanco 2006.


En cada texto planteo un juego, te animás a descubrir con que jugué en este....los que ya lo leyeron y saben de que se trata ¡Shhh! sólo déjenme sus besos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Shhh! Besos.

Fossil dijo...

La niña tonta no se entera de que va el juego.. necesita respuestas..
"A veces esperando las oportunidades no se ven y se tira todo a la marchanta.."
Y ya puestos a pedir respuestas, me tomo la licencia de confundirte con un consultorio sentimental.. A ver: estoy entre dos chicos.. uno que adoro y hace el papel de malo de la peli, me llama de cuando en cuando, como él del relato, y yo siempre acudo presurosa a su llamada porque me encanta, esperando que un día cambien las reglas de juego a mi favor.. Pero es que ahora otro chico, casi desconocido para mi, quiere salir... y uff!!! que hago??? De momento no me apasiona pero soy consciente de que no puedo esperar siempre al que yo quiero, por el daño que voy a hacerme... pero y si realmente existe una posibilidad de que un día si que salga bien..... Estoy muy loca :( Se aceptan consejos, y perdón por dar tanto la brasa con mis movidas.. ;P

Fossil dijo...

;) jeje! thank you!

Anónimo dijo...

Se trata de escuchar al corazón.