El momento en que las bocas callan, el instante en que las pupilas se encuentran, el silencio que le gana a las ganas de hablar, la sonrisa que esconde lo que pronuncian los besos. ¡Que más!
Las palabras y sus significados me tienen reflexiva. Hace poco descubrí que "siempre" no es tan constante y prolongado como creía, y no me refiero a su acepción declamativa "por y para siempre" sino a su esencia temporal de siempre , en oposición, "nunca" es rotundo y categórico. Palabras más adelante descubrí "la importancia de importarte", se desprendió de un hecho concreto y casi cotidiano, una taza de té ...de un té importante... de esos que se beben con el alma (puro romanticismo que no viene al caso) luego los giros típicos de mis pensamientos las articularon con otras tantas palabras y acabé inmersa en mi océano de dudas, intentando dar forma a lo que no la requiere. También, en fin, siempre tiene importancia mientras sea importante y después nunca.
Traigo un día de perros feroces, voraces, rapaces ... capaces de cualquier ardid para destruirme. Traigo un día de puras penas, profundas, constantes ... capaces de callarme. Traigo un día y pienso dejarlo aquí. Mañana será distinto y pasado mejor.
No bien se estira en la cama, en la oscuridad, desnudo, la sábana está empapada. El punto rojo de la espiral, sobre la mesa de luz, junto al ventilador que zumba monótono, brilla atenuado, sin parpadeos. Ahora ve un poco mejor en la oscuridad. El resplandor blanco de las paredes, de la sábana, la silueta de la silla, el rectángulo de la ventana lleno de la oscuridad carcomida de los árboles. El Gato se mueve pesado, aturdido, en la cama, haciéndola chirriar. Además de húmeda, la sábana está tibia, y a cada movimiento de su cuerpo se forman en ella unos pliegues gruesos y achatados que se incrustan en su piel. Girando en semicírculo, el ventilador le envía, periódico y regular, ráfagas débiles de aire fresco que no alcanzan a borrar, sin embargo, el ahogo, el aturdimiento. "Nadie nada nunca" Juan José, Saer.
Dejamos de decir, dejamos de escribir, dejamos para ser Dijimos no saber que hacer con el otro, por no animarnos a entregarnos a sus causas. Compartimos soledades, en cada abrazo contenemos abandonos y sólo somos la sombra del pasado.
Cuando los besos decaen....que intensas se vuelven las palabras.
De vez en cuando hay que haceruna pausacontemplarse a sí mismosin la frución cotidianaexaminar el pasadorubro por rubrobaldosa por baldosay no llorarse las mentirassino cantarse las verdades.