miércoles, 7 de marzo de 2007

Sofocante, húmedo y lento.

No bien se estira en la cama, en la oscuridad, desnudo, la sábana está empapada. El punto rojo de la espiral, sobre la mesa de luz, junto al ventilador que zumba monótono, brilla atenuado, sin parpadeos. Ahora ve un poco mejor en la oscuridad. El resplandor blanco de las paredes, de la sá­bana, la silueta de la silla, el rectángulo de la ventana lleno de la oscuridad carcomida de los árboles. El Gato se mueve pesado, aturdido, en la cama, haciéndola chirriar. Además de húmeda, la sábana está tibia, y a cada movimiento de su cuerpo se forman en ella unos pliegues gruesos y achatados que se incrustan en su piel. Girando en semicírculo, el ven­tilador le envía, periódico y regular, ráfagas débiles de aire fresco que no alcanzan a borrar, sin embargo, el ahogo, el aturdimiento.

"Nadie nada nunca" Juan José, Saer.

1 comentario:

Caminante (El chico que camina) dijo...

Sofocante, húmedo y lento... un día inagotable en el que todo sale mal.

Sofocante, húmedo y lento... el caer de la tarde de un Agosto en Granada.

Sofocante, húmedo y lento... un beso de amor en el sofá.