martes, 26 de junio de 2007

vuelos

Me deje llevar por mis pies, únicos guias de mis pasos...
¿Les conté que tengo pies alados? Pero no los imaginen como los de Aquiles, los mios no tienen puntos de quiebre. Son pies de bailarina, se arquean, se ubican en linea recta con respecto de mis piernas y soportan todo el peso de mi cuerpo en su punta. Son pequeños pero fuertes, han caminado, corrido y volado por muchos lugares. Tienen memoria, recuerdan cada camino, cada textura, cada relieve; son incansables.
Hoy los miraba atentamente y descubrí que curiosamente habían cambiado de plumaje. Tenían alas de plumón gris claro, casi blanco, pero de repente su gracioso plumón ha desaparecido dando lugar a una inagotable paleta de colores, los veo y no puedo dejar de sorprenderme...rojo, azul, verde, amarillo, en todos sus tonos y gamas; parecen alas de mariposa. Me saque las medias y permiti que se desplegaran, primero comenzaron a aletear timidamente, como pidiendo permiso, pero luego tomaron un ritmo nuevo, presuroso y constante. Comencé a sentir como me elevaban del suelo, todo sucedió tan de prisa que de sin saber como me encontraba revoloteando de cabeza..me costo un poco poder encontrar el equilibrio pero al rato ya estaba volando segura y con rumbo prefijado.
Así es, me dejo llevar por mis pies y sus alas.. como siempre, pero hoy tengo nuevos colores en mis vuelos...

martes, 12 de junio de 2007

cuida el nombre que me das...

Siempre hubo una tímida llama danzando en mi interior. Los grandes fuegos se situaban en la periferia, todo siempre concurría hacia afuera de mi centro.
El gran fogón mental, si te pensaba ardías allí hasta quedar reducido a cenizas, que como ave Fénix, resucitaba sólo para ser nuevamente pensado.
La fogata de mis manos, si te tocaba con ellas, la sensación de hipnosis de mi fogata te llevaba directo a ella y allí te consumías para siempre.
Los enormes círculos de fuego de mis pies, si recorrías los círculos que dibujaban mis pies, te quedabas rodeado de paredes de fuego, sin poder volver sobre tus huellas.
Pasó mucho tiempo, mucha gente, mucho fuego periférico y la llama tímida nunca pretendió ser fogón. Hoy vi que alguien contruyó junto a ella, una cabaña de madera, lo deslumbró su constancia, su timidez, su pequeñez, la capacidad que tiene de dar luz y calor. Pero es llama y sólo necesita la cercanía de algo combustible para comenzar a crecer.
Siento que crece rápido, con fuerza, con la voracidad del permiso postergado.
Me llamaste fuego y en eso me convertiste. Soy llama fogosa, fogata encantadora, devorador incendio...si buscas que todo arda...arderá.